La capacidad suele ser muy parecida pero siempre es mejor escoger aquéllos que dispongan de unidades de medida del volumen (para dosificar las mezclas respecto a la cantidad de líquido a añadir).
Algunos modelos disponen de una rejilla interior que se ajusta en la parte superior del recipiente (a nivel de la rosca de la tapa) y que nos ayuda a deshacer los grumos de la proteína (especialmente si es caseína micelar, porque se disuelve mucho peor que los aislados, hidrolizados o concentrados de suero).
Existen algunos shakers que permiten llevar, de manera separada, el polvo y el líquido. Por medio de unas roscas que deslizan los compartimentos estancos, posibilitan la mezcla en el momento que nos interesa. Es una manera cómoda de llevar ambos componentes del batido (líquido y polvo) al gimnasio en un sólo recipiente.